
Una y otra vez vemos que el pronóstico que se realiza a los niños con síndrome de Down desde el momento de su nacimiento es la de considerarles como futuras personas “discapacitadas”. Se inicia con los “posibles problemas” que en su futuro se encontrarán, bien sean de carácter médico o a nivel cognitivo que conllevaría a una incapacidad para desarrollar su vida intelectual o académica y su integración social. De esta forma se ha venido etiquetando a los niños con síndrome de Down y sólo algunos han conseguido salir de ese contexto predestinado que ha marcado la vida de casi todos ellos.
La experiencia a lo largo de la vida de mi hija Violeta y de las familias que asesoramos en nuestra asociación demuestra que con una adecuada metodología y trabajo se consiguen iguales o mejores logros que un niño normotípico (o “normal”). Estimulados y tratados como niños de desarrollo típico es posible que alcancen una infancia y una inclusión escolar favorecedoras: se puede conseguir su máximo desarrollo.
Violeta y otros niños, cada vez más, a pesar de haber intentado ser “etiquetados” han evolucionado de una forma bien diferente. Ella anda desde los 15 meses, se viste sola desde los dos años, con tres años y medio deja el pañal nocturno, aprende a leer antes de los tres años, suma y resta desde los cinco años...y por supuesto, su formación académica es en ordinario, sin apoyos.. También tenemos en España el modelo de Pablo Pineda, primer europeo con síndrome de Down en obtener el título de Diplomado en Educación Especial y otra carrera en curso, la de Psicopedagogía.
Sabemos a ciencia cierta por nuestra experiencia que los logros que ha alcanzado Violeta pueden ser igualmente alcanzados por otros niños si hay una propuesta de intervención desde un paradigma educativo.
Nuestro proyecto Luz en la Finestra busca el cambio hacia esa nueva realidad posible y tangible: la mejora de la vida de los niños con síndrome de Down y su proyección hacia su vida adulta. Sinceramente creemos, sabemos, que otra realidad para las personas con síndrome de Down es posible. Así que dejen de etiquetar a los niños con síndrome de Down, por favor.
La experiencia a lo largo de la vida de mi hija Violeta y de las familias que asesoramos en nuestra asociación demuestra que con una adecuada metodología y trabajo se consiguen iguales o mejores logros que un niño normotípico (o “normal”). Estimulados y tratados como niños de desarrollo típico es posible que alcancen una infancia y una inclusión escolar favorecedoras: se puede conseguir su máximo desarrollo.
Violeta y otros niños, cada vez más, a pesar de haber intentado ser “etiquetados” han evolucionado de una forma bien diferente. Ella anda desde los 15 meses, se viste sola desde los dos años, con tres años y medio deja el pañal nocturno, aprende a leer antes de los tres años, suma y resta desde los cinco años...y por supuesto, su formación académica es en ordinario, sin apoyos.. También tenemos en España el modelo de Pablo Pineda, primer europeo con síndrome de Down en obtener el título de Diplomado en Educación Especial y otra carrera en curso, la de Psicopedagogía.
Sabemos a ciencia cierta por nuestra experiencia que los logros que ha alcanzado Violeta pueden ser igualmente alcanzados por otros niños si hay una propuesta de intervención desde un paradigma educativo.
Nuestro proyecto Luz en la Finestra busca el cambio hacia esa nueva realidad posible y tangible: la mejora de la vida de los niños con síndrome de Down y su proyección hacia su vida adulta. Sinceramente creemos, sabemos, que otra realidad para las personas con síndrome de Down es posible. Así que dejen de etiquetar a los niños con síndrome de Down, por favor.
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