| Hay una serie catalana que sale de lo habitual en cuanto a relaciones escolares, personales, compromiso profesional, libertad, respeto. Esa serie se llama "Merlí". La he visto completa un par de veces y habrá más, muy inspiradora. Por una parte amo la profesión de educadora social y sé que hoy en día, más que nunca, existe una necesidad imperante y latente de cambio en la educación. |
Las familias tienen actualmente otras necesidades, los adolescentes carecen a veces de unas expectativas reales que les acerquen a una realidad que les dé identidad y fortaleza, aspecto que contribuyen a crear su carácter.
El sistema educativo adolece en muchas ocasiones de herramientas que configuren esa totalidad del currículo pues los contenidos académicos han ir de la mano con el desarrollo individual y grupal del alumno. Herramientas que dentro de la educación social es fácil encontrar: escucha, respeto, puesta en común, empatía, asertividad y una actitud que favorece la inclusión por sí sola porque no lo entendemos de otra manera. A diferencia de la educación formal no tenemos miedo a poner encima de la mesa situaciones incómodas, necesario para que el progreso exista.
Este profesor, Merlí, peculiar, grosero a veces para algunos, iconoclasta, irreverente, pero sobre todo comprometido con su labor docente que no sólo es la de acercar aspectos académicos, él va de la mano de una labor mediadora en la que a veces hay que romper con el mutismo imperante ente familias y docentes, docentes y alumnos e hijos y familias.
El compromiso de Merlí no es acto para cualquiera pues él rompe con cualquier tipo de mojigatería. Este filósofo pasional, vehemente y transgresor nos acerca a frecuentes situaciones que se viven en las escuelas desde el ánimo de mejorar siempre la vida de los que le acercan. Una tarea que no es fácil de llevar pues requiere muchas veces de un compromiso personal con la profesión.
¿Se puede entender la educación sin compromiso personal? Desde mi punto sería un trabajo burócrata con unos resultados que alejarían de la verdadera función de la educación: aprender a ser.
Os animo a familias y profesionales a ver esta serie y a abrir espacios de comunicación donde ambas vayan de la mano en la importante labor de educar.
Nuestra asesoría en Luz en la Finestra aporta herramientas tanto a familias como a profesionales, te esperamos!
El sistema educativo adolece en muchas ocasiones de herramientas que configuren esa totalidad del currículo pues los contenidos académicos han ir de la mano con el desarrollo individual y grupal del alumno. Herramientas que dentro de la educación social es fácil encontrar: escucha, respeto, puesta en común, empatía, asertividad y una actitud que favorece la inclusión por sí sola porque no lo entendemos de otra manera. A diferencia de la educación formal no tenemos miedo a poner encima de la mesa situaciones incómodas, necesario para que el progreso exista.
Este profesor, Merlí, peculiar, grosero a veces para algunos, iconoclasta, irreverente, pero sobre todo comprometido con su labor docente que no sólo es la de acercar aspectos académicos, él va de la mano de una labor mediadora en la que a veces hay que romper con el mutismo imperante ente familias y docentes, docentes y alumnos e hijos y familias.
El compromiso de Merlí no es acto para cualquiera pues él rompe con cualquier tipo de mojigatería. Este filósofo pasional, vehemente y transgresor nos acerca a frecuentes situaciones que se viven en las escuelas desde el ánimo de mejorar siempre la vida de los que le acercan. Una tarea que no es fácil de llevar pues requiere muchas veces de un compromiso personal con la profesión.
¿Se puede entender la educación sin compromiso personal? Desde mi punto sería un trabajo burócrata con unos resultados que alejarían de la verdadera función de la educación: aprender a ser.
Os animo a familias y profesionales a ver esta serie y a abrir espacios de comunicación donde ambas vayan de la mano en la importante labor de educar.
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