
Cuando España ratifica en 2008 la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad no se adhiere a un ideario, es un compromiso legal que ha de llevar a cabo. Pero sucede que en España se llevan a cabo normativas en cuanto a educación, que entran en contradicción con la Convención.
Es decir, cuando a un alumno entra en una escuela con diversidad funcional, ese alumno lejos de tener los apoyos que precise, le someten a la normativa y al funcionamiento que desde 1982, se lleva a cabo.
Los niños que tienen diversidad funcional les sucede lo siguiente:
. Les hacen pasar por una modalidad de matrícula diferente y pasan a ser llamados niños de necesidades educativas especiales.
. Este hecho les hace llevar un profesorado exclusivo para ellos.
. Les hacen salir de las aulas para recibir estos apoyos y allí se unen a otros niños con otras necesidades que también les han hecho salir de las aulas.
. Los docentes entienden que no tiene la misma capacidad que el resto y les reducen los currículos, sus contenidos son menores que los del resto del aula.
. Los maestros y profesores se niegan a trabajar sin esos mal llamados apoyos porque así les alivia de la sobrecarga con aulas con veinticinco, incluso más niños.
. Existe tal reducción de los contenidos que llegan a secundaria, si no han sido invitados antes a irse a colegios de educación especial, sin saber leer, ni escribir.
. En este gobierno anterior con la Ministra Celaá vimos que podían titular, pero la realidad es que pasan por la escuela con unos apoyos que dicen adaptar la materia y lo que han hecho ha sido rebajar las expectativas sobre ellos, no vemos títulos tras su paso por las escuelas.
Son múltiples las situaciones de riesgo de exclusión escolar que tienen al llamarles niños de necesidades educativas especiales, es discriminatorio. Imaginemos que por un momento se hicieran aulas y profesorado que trabajara específicamente a los niños con sexualidades no binarias, nos parecería escandaloso el agravio comparativo con el resto pero con los niños con diversidad, permiten esta segregación.
No se ha de tener un profesorado específico, todo el personal debiera trabajar desde una didáctica que no segregue, ni margine a ningún tipo de alumnado.
La mejor formación es la del Respeto, para todos. Y el respeto no se muestra sacando durante seis u ocho horas a un alumnado específico. Los apoyos dentro del aula, y sin que el resto de los alumnos lo noten para que no remarque unos alumno sobre otros. La docencia compartida de dos profesores por aula sería una solución.
Todos los niños tienen capacidad para aprender, TODOS, lo importante es que tengamos currículos flexibles y que no se generen grupos de niños por diversas características. El trato individualizado en vez colectivo es lo contrario de lo que indica UNESCO en su metodología de las 20 barreras culturales en la comunicación. Son un alumno más y es el docente el que debe de esforzarse para implementar para todos, sin hacer exclusiones y dando oportunidades a todos.
Ningún niño debiera de pasar por tener un material diferenciado del resto. Así se encuentra una forma de señalar al alumno. ¿ Piensan cómo se pueden sentir esos niño señalados? Lo sé porque he sido profesora de apoyo.
La inclusión es posible con respeto y formación del profesorado. Mientra los cambios no llegan, los niños se marginan y sufren junto a sus familias. Les dejan sin oportunidades, sin autoestima y sin futuro pues la formación y las relaciones sociales son la base del progreso desde la socialización escolar.
La exclusión en las escuelas enseña a otros niños que conviven con niños con diversidad funcional a ver un trato diferenciado y estigmatizante.
En la escuela se aprende a convivir, a respetar, a crear un mundo entre todos y para todos.
La docencia es una oportunidad de cambio social tan importante que su implicación conllevaría a una inclusión sin condiciones.
artículo de Paz Rodríguez del Rincón asesora en Luz en la Finestra