
Ayer pasamos un rato divertido. Encontramos a Jesús, de ocho años, con el pelo teñido y mucho desparpajo. Era la una y media de la tarde. El resto de niños que veíamos estaban haciendo educación física en el patio del colegio de enfrente, otro mundo.
Mientras Jesús y Violeta hicieron mil delicias con la tirolina, balancines, escaladas por distintos espacios..."yo te ayudo, sube tú que no puedo, ahí no que ya hemos estado y me canso vente a este otro que es más diver, venga dame más vueltas".
"Jesús, qué pasa que hoy no vas al cole?" Pregunta obvia de dos educadores sociales. Se abrió un despliegue de expresiones del que todavía me estoy riendo con mucho cariño, por la candidez y confianza al explicar y contar. La de cosas que salieron de esos casi nueve años. La madre que no se había levantado de la cama y se había ido sólo a la calle. Que no había desayunado. Que le encanta ir a un centro comercial al que también vamos, para comer hamburguesas. Que había bebido cerveza y whisky, que su madre se separa de su padre, que luego vuelven, que se vuelven a separar y así se la pasan, sabes. Ya, ya, me imagino Jesús, a veces pasan esas cosas.
Y nuestras risas con el desparpajo de la naturalidad con la que le habían hecho vivir situaciones que a los largo de su vida le causarán una impresión, sin moralismos lo digo, ninguno. Solo es evidente que todo lo que vivimos como "normal" aunque sea nocivo para nuestra vida, lo integramos desde la aceptación o el rechazo.
El culto también salió porque como soy una educadora social que le gusta distinguir o proteger a los niños, busqué auxilio en aludir al culto cuando me decía que bebía. Le daba igual, "porque lo que yo quiero es una mujer y un piso". De nuevo su gracias explicando. Sus expresiones adultas que serán una búsqueda en su vida.
Y ahí disfrutamos de la no escolarización de Jesús. Del rechazo que ambos tenían al colegio, tanto Violeta como él. Jesús iba poco, alguna vez porque claro, su madre se dormía y no le gustaba cómo le hacían sentir allí, no se sentía a gusto, y eso, que capacidad de ser feliz, de empatizar y de relacionarse dio muestras. Y de ser listo y capaz, claro que lo era.
Mientras se veía de fondo a los niños actuar de forma instruida en el centro escolar de enfrente. Ninguna intimidad, ninguna risa, ningún atisbo de ser cada uno o poder expresar sobre sus sentimientos o la forma en la que les tuvieran en cuenta. Se sucedían los ejercicios a petición de la profesora y se obedecía.
Allí en la calle Jesús, que luego se fue por otras calles en las que cruzó semáforos, decidió ir varias veces a lugares diferentes y le veíamos mientras cogíamos el coche, nos dio muestras de la soledad escolar, de la misma familiar y del gran potencial que tiene tal y como es.
En mi barrio siempre ha habido gitanos, soy de San Blas y de Embajadores. He ido a poblados como la Celsa donde he tenido que pasar con credencial enseñada a los policías que custodiaban a caballo dicho poblado y donde iba a hacer coordinaciones y sesiones. He estado en casas donde ha habido mil situaciones conflictivas. He ido al culto y he hablado con el responsable. He hecho trabajo de calle y he creado grupos naturales. He estado en la Cañada Real, en Rivas Vaciamadrid, municipio en el que vivo. en casas tomando te con otras familias que iban con mi hija al colegio. Igualmente he estado en la Cañada Real para determinar necesidades de la población. Mi padre siempre ha sido amigo de gitanos. Jamás he tenido un problema con ellos.
Y estos dos compañeros ocasionales, Jesús y Violeta, no perdieron el tiempo en obviarse, en menospreciarse. En pensar mal el uno del otro. No hubo discriminación. Porque los niños tienen una naturaleza buena.
La discriminación existe en la cultura, nunca en los niños y si está, es porque se la hemos creado.
Y aquí viene Jean Jaques Rousseau, "los niños son buenos por naturaleza, es la sociedad la que les corrompe". Hay una naturaleza sin perversión, bella como las relaciones que dejan los falsos mitos.
Crecer en nosotros, para crecer con otros es amarse y amar la vida.
Si quieres vernos en conferencias o quieres que demos una charla o te asesoremos en la educación de tu hijo desde una perspectiva educativa, ponte en contacto con nosotros. Trabajamos adolescencia, infancia etiquetada en escuelas o llamada niños con necesidades educativas especiales.
Mientras Jesús y Violeta hicieron mil delicias con la tirolina, balancines, escaladas por distintos espacios..."yo te ayudo, sube tú que no puedo, ahí no que ya hemos estado y me canso vente a este otro que es más diver, venga dame más vueltas".
"Jesús, qué pasa que hoy no vas al cole?" Pregunta obvia de dos educadores sociales. Se abrió un despliegue de expresiones del que todavía me estoy riendo con mucho cariño, por la candidez y confianza al explicar y contar. La de cosas que salieron de esos casi nueve años. La madre que no se había levantado de la cama y se había ido sólo a la calle. Que no había desayunado. Que le encanta ir a un centro comercial al que también vamos, para comer hamburguesas. Que había bebido cerveza y whisky, que su madre se separa de su padre, que luego vuelven, que se vuelven a separar y así se la pasan, sabes. Ya, ya, me imagino Jesús, a veces pasan esas cosas.
Y nuestras risas con el desparpajo de la naturalidad con la que le habían hecho vivir situaciones que a los largo de su vida le causarán una impresión, sin moralismos lo digo, ninguno. Solo es evidente que todo lo que vivimos como "normal" aunque sea nocivo para nuestra vida, lo integramos desde la aceptación o el rechazo.
El culto también salió porque como soy una educadora social que le gusta distinguir o proteger a los niños, busqué auxilio en aludir al culto cuando me decía que bebía. Le daba igual, "porque lo que yo quiero es una mujer y un piso". De nuevo su gracias explicando. Sus expresiones adultas que serán una búsqueda en su vida.
Y ahí disfrutamos de la no escolarización de Jesús. Del rechazo que ambos tenían al colegio, tanto Violeta como él. Jesús iba poco, alguna vez porque claro, su madre se dormía y no le gustaba cómo le hacían sentir allí, no se sentía a gusto, y eso, que capacidad de ser feliz, de empatizar y de relacionarse dio muestras. Y de ser listo y capaz, claro que lo era.
Mientras se veía de fondo a los niños actuar de forma instruida en el centro escolar de enfrente. Ninguna intimidad, ninguna risa, ningún atisbo de ser cada uno o poder expresar sobre sus sentimientos o la forma en la que les tuvieran en cuenta. Se sucedían los ejercicios a petición de la profesora y se obedecía.
Allí en la calle Jesús, que luego se fue por otras calles en las que cruzó semáforos, decidió ir varias veces a lugares diferentes y le veíamos mientras cogíamos el coche, nos dio muestras de la soledad escolar, de la misma familiar y del gran potencial que tiene tal y como es.
En mi barrio siempre ha habido gitanos, soy de San Blas y de Embajadores. He ido a poblados como la Celsa donde he tenido que pasar con credencial enseñada a los policías que custodiaban a caballo dicho poblado y donde iba a hacer coordinaciones y sesiones. He estado en casas donde ha habido mil situaciones conflictivas. He ido al culto y he hablado con el responsable. He hecho trabajo de calle y he creado grupos naturales. He estado en la Cañada Real, en Rivas Vaciamadrid, municipio en el que vivo. en casas tomando te con otras familias que iban con mi hija al colegio. Igualmente he estado en la Cañada Real para determinar necesidades de la población. Mi padre siempre ha sido amigo de gitanos. Jamás he tenido un problema con ellos.
Y estos dos compañeros ocasionales, Jesús y Violeta, no perdieron el tiempo en obviarse, en menospreciarse. En pensar mal el uno del otro. No hubo discriminación. Porque los niños tienen una naturaleza buena.
La discriminación existe en la cultura, nunca en los niños y si está, es porque se la hemos creado.
Y aquí viene Jean Jaques Rousseau, "los niños son buenos por naturaleza, es la sociedad la que les corrompe". Hay una naturaleza sin perversión, bella como las relaciones que dejan los falsos mitos.
Crecer en nosotros, para crecer con otros es amarse y amar la vida.
Si quieres vernos en conferencias o quieres que demos una charla o te asesoremos en la educación de tu hijo desde una perspectiva educativa, ponte en contacto con nosotros. Trabajamos adolescencia, infancia etiquetada en escuelas o llamada niños con necesidades educativas especiales.