
Cuando nacen nuestros hijos oímos muchos datos que no esperábamos recibir, y más cuando no sabíamos que nuestro peque venía con trisomía 21.
Médicos, psicólogos, educadores nos dicen lo importante que es la estimulación, el diagnóstico de enfermedades, la logopedia, tratamientos, cariotipos, adaptaciones curriculares, dictámenes, etcétera.
Ese desfile de términos nada tranquilizadores va modificando nuestro vocabulario. Y a la vez que se modifica nuestro vocabulario se modifican nuestras conductas. Estamos inmersos en un crisol médico donde los tratamientos se suceden, uno tras otro, bien para mejorar su habla, su cognición, su desarrollo motor, su proceso de escolarización, como si fuera real y no hubiera tan sólo que respetar su propio proceso… y procedemos de igual forma en la parte educativa con diagnósticos, tratamientos, “apoyos”.
A una persona de color no le piden que sea blanco pero a un niño con síndrome de Down le piden que haga lo que uno con desarrollo típico porque parece que ese es el modelo, como si tambíén estos últimos hicieran todo o entendieran todo de la misma forma. No se respetan sus características y su forma de plasmar sus conocimientos.
Cuando nos queremos dar cuenta vamos de un posible hallazgo a otro mirando más los posibles problemas que tenga el niño que su realidad. Nos perdemos en términos que nos da miedo poner en duda, al fin y al cabo ellos son los profesionales.
Sé que una persona homosexual no precisa tratamiento psicológico por tener una inclinación sexual. Antes les sometían a tratamiento porque la sociedad tanto jurídicamente como socialmente, ven una persona susceptible de ser tratada porque está fuera de la "norma", estigmatizada.
Las persona negras eran esclavizadas hoy en día siguen denunciándose casos de racismo. Tienen derechos que por pura ignorancia se siguen vulnerando.
La normalidad con empoderamiento familiar es el mejor tratamiento para los niños con síndrome de Down. Normaliza su vida con estos sencillos pasos.
1 Los columpios son la mejor sala de estimulación
2 Matricula sin apoyos y sin dictámenes tienen derecho y exige, que aunque el profesor no lo sepa, le trate desde el principio educativo de la equidad.
3 Sé prudente en la prevención médica sin excesos. Un seguimiento rutinario por su pediatra puede ser suficiente.
4 Enséñale todo desde pequeño; háblale, reíros, jugad
5 Cree en él es la mejor terapia
6 Deja el miedo a pensar que no está preparado
7 Desconfía de quien te diga que no puede, Sí que pueden
8 Enseña música, cerámica, pintura, a montar en bici, a leer, a caminar por la naturaleza y a respetarla…es un niño más que quiere aprender, sólo eso.
9 Vive un presente feliz e imagina un futuro posible.
10 Claro que hablan, si les enseñas
11 Olvida recriminar lo que puede mejorar, como cualquier otro niño, eso sólo conlleva a que se reproduzcan lo que quieres que desaparezca.
Si quieres saber más sobre cómo hacerlo, haz clic en el enlace.
Médicos, psicólogos, educadores nos dicen lo importante que es la estimulación, el diagnóstico de enfermedades, la logopedia, tratamientos, cariotipos, adaptaciones curriculares, dictámenes, etcétera.
Ese desfile de términos nada tranquilizadores va modificando nuestro vocabulario. Y a la vez que se modifica nuestro vocabulario se modifican nuestras conductas. Estamos inmersos en un crisol médico donde los tratamientos se suceden, uno tras otro, bien para mejorar su habla, su cognición, su desarrollo motor, su proceso de escolarización, como si fuera real y no hubiera tan sólo que respetar su propio proceso… y procedemos de igual forma en la parte educativa con diagnósticos, tratamientos, “apoyos”.
A una persona de color no le piden que sea blanco pero a un niño con síndrome de Down le piden que haga lo que uno con desarrollo típico porque parece que ese es el modelo, como si tambíén estos últimos hicieran todo o entendieran todo de la misma forma. No se respetan sus características y su forma de plasmar sus conocimientos.
Cuando nos queremos dar cuenta vamos de un posible hallazgo a otro mirando más los posibles problemas que tenga el niño que su realidad. Nos perdemos en términos que nos da miedo poner en duda, al fin y al cabo ellos son los profesionales.
Sé que una persona homosexual no precisa tratamiento psicológico por tener una inclinación sexual. Antes les sometían a tratamiento porque la sociedad tanto jurídicamente como socialmente, ven una persona susceptible de ser tratada porque está fuera de la "norma", estigmatizada.
Las persona negras eran esclavizadas hoy en día siguen denunciándose casos de racismo. Tienen derechos que por pura ignorancia se siguen vulnerando.
La normalidad con empoderamiento familiar es el mejor tratamiento para los niños con síndrome de Down. Normaliza su vida con estos sencillos pasos.
1 Los columpios son la mejor sala de estimulación
2 Matricula sin apoyos y sin dictámenes tienen derecho y exige, que aunque el profesor no lo sepa, le trate desde el principio educativo de la equidad.
3 Sé prudente en la prevención médica sin excesos. Un seguimiento rutinario por su pediatra puede ser suficiente.
4 Enséñale todo desde pequeño; háblale, reíros, jugad
5 Cree en él es la mejor terapia
6 Deja el miedo a pensar que no está preparado
7 Desconfía de quien te diga que no puede, Sí que pueden
8 Enseña música, cerámica, pintura, a montar en bici, a leer, a caminar por la naturaleza y a respetarla…es un niño más que quiere aprender, sólo eso.
9 Vive un presente feliz e imagina un futuro posible.
10 Claro que hablan, si les enseñas
11 Olvida recriminar lo que puede mejorar, como cualquier otro niño, eso sólo conlleva a que se reproduzcan lo que quieres que desaparezca.
Si quieres saber más sobre cómo hacerlo, haz clic en el enlace.