
La alimentación es un aprendizaje más que interfiere en muchos aspectos en la salud, en la socialización y en los procesos de maduración del pequeño. A continuación compartimos con vosotros unas pautas y consejos que recomendamos a las familias a las que asesoramos.
Desde los cinco meses se pueden incluir purés de pollo y verduras triturados ¡y empezarlos a dar con la cuchara! Todo un avance que le ayudará a modificar su pauta de alimentarse que hasta ahora era succionando. De esta manera, con elementos nuevos como la cuchara, las texturas y sabores, realizará más movimientos con la boca que facilitarán su fortaleza orofacial y posterior habla.
Con seis meses le empezamos a dar trocitos pequeños de queso fresco, migas de pan, y fiambre como jamón york o pavo. Con nueve meses puedes incluir las galletas y trozos de pan en su mano,empezará a comer solo. La vigilancia para evitar que introduzca un trozo grande en la boca es fundamental, ¡¡cuidado papás y mamás!!
Las texturas no trituradas, abrirán nuevas posibilidades, pues el peque tendrá que mover la boca de forma que ya no sea sólo tragar, como con la leche, sino asimilar, percibir y notar nuevas formas. Su boca, su lengua, sus labios, su paladar están haciendo un ejercicio natural que conlleva a la facilidad para que el habla se produzca sin ejercicios artificiales.
Con doce meses podemos dejar de triturar la comida, la podemos desmenuzar mucho con una tijera. Es importante que coma lo mismo que toda la familia.
El espacio para comer en familia favorece la interrelación y es un gesto social que a los niños desde su trona, les gusta compartir con los suyos. Hacedlo en los espacios que os lo permita vuestro empleo y horarios. Es un buen ejemplo donde la sintonía familiar, las conversaciones suaves y las buenas pautas en la alimentación se pueden enseñar con el ejemplo, como los hábitos de higiene (lavar manos antes de comer, limpiarse con la servilleta, etc).
El mejor estímulo lo tenemos en lo cotidiano, en el día a día, así que ¡anímate! ¡Todo lo que tienes a tu alcance se lo puedes enseñar!
Desde los cinco meses se pueden incluir purés de pollo y verduras triturados ¡y empezarlos a dar con la cuchara! Todo un avance que le ayudará a modificar su pauta de alimentarse que hasta ahora era succionando. De esta manera, con elementos nuevos como la cuchara, las texturas y sabores, realizará más movimientos con la boca que facilitarán su fortaleza orofacial y posterior habla.
Con seis meses le empezamos a dar trocitos pequeños de queso fresco, migas de pan, y fiambre como jamón york o pavo. Con nueve meses puedes incluir las galletas y trozos de pan en su mano,empezará a comer solo. La vigilancia para evitar que introduzca un trozo grande en la boca es fundamental, ¡¡cuidado papás y mamás!!
Las texturas no trituradas, abrirán nuevas posibilidades, pues el peque tendrá que mover la boca de forma que ya no sea sólo tragar, como con la leche, sino asimilar, percibir y notar nuevas formas. Su boca, su lengua, sus labios, su paladar están haciendo un ejercicio natural que conlleva a la facilidad para que el habla se produzca sin ejercicios artificiales.
Con doce meses podemos dejar de triturar la comida, la podemos desmenuzar mucho con una tijera. Es importante que coma lo mismo que toda la familia.
El espacio para comer en familia favorece la interrelación y es un gesto social que a los niños desde su trona, les gusta compartir con los suyos. Hacedlo en los espacios que os lo permita vuestro empleo y horarios. Es un buen ejemplo donde la sintonía familiar, las conversaciones suaves y las buenas pautas en la alimentación se pueden enseñar con el ejemplo, como los hábitos de higiene (lavar manos antes de comer, limpiarse con la servilleta, etc).
El mejor estímulo lo tenemos en lo cotidiano, en el día a día, así que ¡anímate! ¡Todo lo que tienes a tu alcance se lo puedes enseñar!